El papel de las amenidades en la experiencia residencial
Las amenidades son el núcleo de la experiencia residencial. Más allá de ofrecer comodidad, las áreas comunes bien diseñadas tienen un impacto profundo en el bienestar emocional, la convivencia y la percepción de comunidad. Y esto, en términos de inversión, se traduce en activos más deseables, con mayor retención de residentes y un sentido de pertenencia que incrementa el valor percibido del inmueble.
Desde la psicología ambiental se ha demostrado que los espacios compartidos, como jardines, coworkings, gimnasios o terrazas sociales, fomentan la interacción positiva, reducen el estrés y generan vínculos más fuertes entre los residentes. En un mundo cada vez más individualizado, la posibilidad de conectar con otros dentro de un entorno cuidado se convierte en un lujo emocional.
Por eso, en desarrollos como LUCA, Porttica y UAVI, las amenidades no son un complemento, sino parte integral del concepto arquitectónico. Están pensadas para enriquecer la vida diaria. Para el inversionista, esto representa una estrategia de valor a largo plazo.
Un desarrollo con amenidades no solo atrae a un mercado más exigente, sino que garantiza ocupación constante, fidelidad del usuario y una reputación sólida en el tiempo.